sábado, 9 de julio de 2016

Una montaña magica

Este escrito proviene de mi notas personales y no lo deseo modificar por que modificarlo sería transformar su esencia a un producto elaborado, empaquetado y despachado. Aún así este relato virgen, es algo que me sorprendió muchísimo. Queridos lectores, no les quitaré más tiempo a la experiencia de Josue Barreno en Ascender a dos picos montañosos de El parque nacional El Avila. Disfruten:

Este día fue una experiencia extraordinaria. Tanto que, me acordé que tenia un blog. Y al recordarlo, también recordé cual era la idea de su existencia: escribir artículos como estos. Sin culpas ni remordimientos, desempolve el blog para escribir las experiencias del día 9 de Julio con algo de detalle mezclado con la patética emoción que me nubla de alegría y me da fuerzas para seguir vivo.

Ese día nunca descanse en mi cama. Estaba en la computadora hasta las 4 y media cuando el día aclaraba. Me fui a la ventana con ansiedad para ver a Caracas, la ciudad donde sigo habitando. Se impone en su paisaje la Cordillera Central, con un cielo Apricidoso entre lo oscuro y lo claro. En un juego del destino, me acosté en el sofá para meditar y me abordó Morfeo, para que mi mamá a las 7 de la mañana me levantase y empezar el día.

Desayune, agarre un paño y una garrafa de 1/2 galón de agua, lo puse en mi bolso. Me puse las botas de seguridad y unos blue jeanes, con una camisa dry FIT. Y así me fui de casa, bastante ligero. Me dormí en los tres autobuses que separaban mi casa a la entrada del Parque Nacional "El Ávila". Este parque nacional, son las cordilleras antes mencionadas. Tiene varios picos, pero el más famosos es uno de los más bajitos, conocido como el Humboldt. Este pico tiene un hotel en la cima denominado con el mismo nombre y un parque turístico llamado Waraira Repano, que es el nombre aborigen de esa parte de la cordillera.

Al estar en la puerta, ya a las 9 y media, empecé a ascender uno de mis mayores retos que me propuse de hace mucho tiempo: Caminar desde la falda hasta la cima de una montaña. El recorrido de unos casi 10 km, y que atravesaba la doble satisfacción de conquistar la cima, no solo del Humboldt sino también el Pico Occidental.

El recorrido constaba de varias partes: El Puesto de Guarda Parques (P.G.P) Sabas nieves I y II, El mirador denominado popularmente "El banquito", El puesto de resguardo "no te apures", La silla de Caracas, Un punto de señalización llamado "el Lagunazo",  un punto de tanque de Agua y sus exóticos picos. Allí no solo vi eso, sino la innumerable biodiversidad entre flora y fauna, la sensación de Apricity, Waldeinsamkeit y del Komorebi que me transmitía los diferente tipos de biodiversidad generados por el clima, la sensación de lo pequeño que soy, la sensación de apego, de maravilla y de meditación que tuve allí.

El trecho de subir del P.G.P Sabas Nieves I hasta el II, es un recorrido que la mayoría del caraqueño que haya transitado por el Ávila, ha hecho. Es un terreno que predomina las rocas grandes, un terreno irregular árido y rocoso, que pareciera el lecho de un río seco. En ese día, yo empecé a subir rápido la montaña, pasándome también rápido la factura por mi decisión: me agoté deprisa y me dolía el cuerpo, sobre todo las nalgas y los cuádriceps, mientras mi pecho ardía de fuego, por lo agitado que estaba. Recuerdo que duré menos de 20 minutos subiendo, pero fue el factor decisivo de como transitaría el resto del camino desconocido en ese momento. Recuerdo, que competía con un muchacho que no se cansaba de ese ritmo, lo superé y me mantuve al frente de él, superando toda expectativa. Fue un trabajo duro, que ahorita me complace haberlo hecho, pero en su momento, me arrepentía por que no sabía que era lo que me esperaba.

Al descansar unos minutos y después de tomar agua de un grifo de Sabas nieves II, me dirigí a la bifurcación de caminos. Uno, el de la izquierda era suave y recorría toda la montaña por la misma cota. El segundo y el de la derecha subirían hasta el mismísimo Humboldt. Estaba excitado y al despedirme de un grupo de chicos, dándole éxito a su aventura personal, me fui adentrado y subiendo hacia lo desconocido.

El segundo punto que me debería encontrar era el mirador llamado el banquito. Si el primer recorrido era piedroso y árido, Aquí era piedroso y boscoso. Era todo verde y todo apretado. No le he comentado que la primera parte de recorrido, era muy concurrido para las personas y siempre te sentías acompañado. Ahora, cada persona temporánea que bajaba los saludaba y ellos hacían lo mismo. No solo era cortesía, sino se notaba lo feliz de ver una cara. Esa parte de la montaña ya era más sola, por que eran muy pocos los que querían colonizar la montaña. Me dio un placer muy grande y poco a poco la única luz del sol que había era la que se filtraba a través de las hojas de los árboles y los sonidos eran de las aves, de los insectos del lugar y del viento que me hacia callar. Esa experiencia que no se puede contar era una experiencia, la llamo  Komorebi una palabra japonesa sin traducción al español. Eso era lo que sentía cada vez más al adentrarme a la montaña. Y a la última persona que me cruce, me acuerdo haberle preguntado sobre los puestos y me indico ciertos detalles. Después de allí y de repente como si una parte del bosque fuese arrancado, me encontré un espectáculo visual. Mi ciudad la veía pequeña y el puesto en donde solo había dos banquitos de madera. Había llegado pues, al banquito.

En ese lugar se encontraba  algunas chicas y una pareja contemplando a Caracas. Yo me quedé sin aliento, ya que tenía pocas fuerzas. Y me di cuenta de algo que me hizo sufrir todo el camino: No tenía comida y necesitaba de ella. Solo agua y eso es lo único que me llenaba. Después de darme cuenta, que no tenia camino hacia atrás, me profundicé de nuevo en la montaña y ahora me dirigía al resguardo de "no te apures". Subía y subía, en un camino empinado, pero ya no era piedroso. Al recordarlo, me da una sensación en el pecho de volver estar allí. Esa Sensación es el sentimiento experimentado al estar solo en un bosque en conexión con la naturaleza. Era sentir el propio Waldeinsamkeit. Esa palabra viene de origen Alemán y no solo resume el hecho de esa sensación, sino era como sentirse siendo uno con la naturaleza misma, siendo animal, siendo único, un macho alfa. Recuerdo, que en un momento del camino casi me desmayo, pero esa sensación, ese sentir del Waldeinsamkeit me levantó. Y cuando pensé que ese camino boscoso, abierto, sin piedras, con muchos ruidos de la vida animal, después de haber meditado caminando a solas, me encontré con el refugio: una cabaña deshabitada. Había llegado a no te apures. A la mitad del camino.

A lo lejos había escuchado unos gritos y me alarmé. Tenía más de una hora sin escuchar nada humano. Después escuche música más cerca. Y me di cuenta que eran 6 chavales que también hacia lo mismo. Su música generaba ruido y la conexión Waldeinsamkeitiana se había esfumado. No dudo que en ese momento los odié por ello. Pero sin saberlo ellos serían mis compañeros de viaje. Pero mejor no sigo adelantando los hechos. Me levanté con dolor y proseguí mi viaje. Diciéndoles todo sin que me quede nada por dentro, de allí la naturaleza mostraría todo de si. Era en ese momento en que nunca pensé que ese parque me mostraría demasiado. Era ese momento supe que amaría a mi parque y les juro que iré hacer ese recorrido tanta veces como pueda, por que si ya es interesante lo que le he contando, lo que viene es como lo define esta expresión anglosajona: It's mindblow!

Empecé a subir de No te apures a la Silla de Caracas. ¿Por que se le dice “Silla” a ese punto? En ese punto de la montaña se encuentra dos picos: El Occidental y El Oriental. El hecho es que si lo ves desde lejos ese punto, se parece a una silla de montar de caballo. Entonces, cuando subía me encontré algo que me inspiro ir subiendo más rápido: la odiosa música. Subí deprisa para no perder la sensación Waldeinsamkeitiana. Y eso le hacia a mi cuerpo pequeños estragos: me dolía la espalda, el muslo me reventaba y respiraba fuego. Sobre todo tenía mucho calor. Y el camino se puso horriblemente angosto y la selva se apoderaba del camino. Ya el camino no era tranquilo como era antes, sino había arboles caídos, piedras, lodo, raíces y arboles que bloqueaban. Era estar en una selva. Y la pendiente se acentuaba, mientras me esforzaba más para perderme de la música estruendosa de los chicos. Y en un momento a otro, unas piedras empezaban a darle el camino un ingrediente más hardcore, más salvaje, mas duro. En eso, ya no escuchaba música y sentía el silencio de la naturaleza tocando mi alma. Y no solo eso, también tocaba mi ser… una neblina que poco a poco se apoderaba el lugar. Y cada vez que subía, me daba cuenta, que hacia mas y mas frio, hasta que un momento, los arboles se despejaron y la vegetación de paramo empezó a tomar terreno. Y de nuevo estaba a cielo abierto como el principio, pero la sensación era distinta. No era árido, era colorido. Y mi calor, me calentaba con el frio que chocaba y esa sensación de Apricidad volvía en mí una vez más. Camine por muchos minutos, siguiendo entre rocas, colibríes y flores. No veía nada, por la neblina enguecedora, hasta que llegue a un camino plano. Y ese camino plano, ya era la silla de montar, era La Silla de Caracas. Seguí caminando hasta encontrarme otra bifurcación. Para la derecha el Pico Oriental y para la izquierda el pico Occidental. Y allí me senté en la piedra que era la única señalización que había, para poder descansar.

En unos minutos llegaron los chicos y llegaban con una buena noticia. Bueno para mí, para ellos era terrible: No tenia pila el minicomponente. Al estar tan cansado, tuve que quedarme con ellos. Me di cuenta que eran chicos de menos de 20 años de Edad y me sentía horriblemente viejo. Estaban felices y me sentí con pena por haberles odiado su música. Y estaban perdidos, ya se dirigían al oriental, cuando ellos querían ir al Humboldt. Tal vez te hagas esta pregunta: ¿Por que todos desean ir al Humboldt? ¿Solo por el parque turístico de la cima? Bueno en parte, puede ser verdad, pero lo mas importante en mi opinión, es que ellos tienen un teleférico que nos puede bajar en 12 minutos. Y no devolverte después de haber escalado la montaña por el mismo camino. Saliendo de esa duda, me aliste para ir al pico occidental. Y eso fue impresionante. En ese camino, me encontré solo piedras metamórficas y vegetación de paramo. Lo sorprendente, y que no pude tomar fotos, por que no me lleve cámara, son las rocas de ese lugar: La más pequeñas incrustadas en el suelo eran de un balón de football. La más grande que vi, era del tamaño de una casa.  Era impresionante que subía, hasta que en un momento, me di cuenta que veía a Caracas. Pero no solo eso, sino también a la hermosa ciudad de la Guaira, que es la ciudad marítima que esta del otro lado de la montaña. Cuando subí esta despejado, pero cuando llegaron los chicos, se nublo por la neblina que ellos acompañaban. Al acompañarlos un poco más proseguí mi camino, al seguir subiendo la montaña. De repente cambio la morfología de la vegetación, siendo esta vez vegetación abundante que casi se comía el camino. Me encontré con muchos miradores, sitios para escampar, muchas aves, muchas mariposas de todos los colores e inclusive muchos mini-picos. Lo malo de este sitio, es que no había señalización alguna de “llegaste al pico”. Era uno solo, explorando el lugar. Tanto era tan diverso, que me encontré con rocas ígneas que son fuera de lugar. Me encontré con esculturas hechas por el viento. Me encontré rocas que salían de la montaña, en equilibrio. He inclusive me encontré con un zamuro o cóndor. Me acuerdo que estaba en la mitad del camino y de ambos lados eran un barranco. Como suelo tener respeto a ese animal en particular, me senté en el camino (que ya era de roca solida) a esperar a los chicos que había dejado atrás. Cerré los ojos y medite. Fue la mejor meditación en años, por que mi calor me protegía del frio que me envolvía y la acústica del lugar era increíble. Me pesa no haber pasado más tiempo en ese lugar. Después de haber subido y bajado en el mismo camino que pasaban de picos a mini-picos, tratando de encontrar El lagunazo o cualquier punto de referencia, me encuentro en una bajada pronunciada. Estas bajadas se quedaran en mi alma, por que en más de una de ellas tuve que utilizar la mente para ver como bajo. Más de una vez me sentí perdido. Más de una vez pensé que alguien me podía atrapar en el lodo de bajada y la vegetación espesa. Y mientras mas me adentraba a ese mundo amarillento y de vegetación ya casi semi-boscosa, me encuentro con un mini campo, y un poste con una sola señalización: Bienvenidos al Lagunazo.

Yo no descanse en ese lugar: Era muy selvático, era muy salvaje. Me acuerdo que allí me tome el poco de agua que me quedaba. Y era de vida o muerte tenia que llegar al Humboldt. Recuerdo que seguí adelante y subí unos pocos metros, para descender. Ese descenso sin ninguna duda fue la que me dio más terror. Por que era tan virgen ese lugar, que me parece imposible que fuera un camino transitado por el ser humano. Y bajaba y bajaba, mientras de lejos veía el hotel en el otro pico. Si como te diste cuenta, y yo también en ese momento, estaba terminando de bajar el pico Occidental para subir el pico Humboldt. Y para mi fue interminable esa bajada. Cuando pude terminar de bajar,  llegue a una caseta en donde hay un tanque de agua. Ese Tanque esta en el punto medio de los dos picos. Seguí de largo ya repitiéndome por dentro “falta poco” y esa subida en comparación a todas las demás, es la mas corta. Pero para mi fue tan larga como las demás. Era un camino suave, estrecho, pero suave. Pero mi cuerpo, me rugía del hambre, del cansancio y de la sed. Y en ese momento di mi último y más grande esfuerzo para seguir adelante en ese camino de tierra mojada. Seguí y a los pocos minutos llegue a una puerta: Bienvenido al Humboldt.

Sinceramente disfruté del parque, comí, bebí y descanse. Después de ver mi bandera ondeando (como si me felicitara por mi proeza) el calor dentro de mí y el frío alrededor, me daba fortalezas. Había hecho algo sorprendente. Recuerdo  los otros chicos, que estaban sin palabras. Entramos y la montaña nos cambio de ser. Nos cambio de percepción.

Hubo muchas cosas mas, como la tristeza de cuando me monte el teleférico y 12 minutos mas, estaba en caracas de nuevo. El teleférico decía una mentira respondía mi cuerpo. Y mi mente se quedo con muchas mas experiencias de lo que escribo en este “cuento”. Después hice muchas mas cosas, pero todas se opacan, por el esfuerzo físico, mental y espiritual de haber alcanzado dos picos con esfuerzo propio y haber descubierto cosas maravillosas. Es increíble, que a mis 25 años no conozco el mundo mágico que se encuentra cada dia al despertarme en la mañana y ver la montaña que nos da aire fresco. Sin ninguna duda, me siento súper agradecido a esta montaña maravillosa. Y estoy seguro de que muchas cosas se me escaparon al escribir este post súper largo. E inclusive, solo he comentado de mi travesía, que duro casi las 4 horas. Y sigue llegando mas vivencias a mi cuerpo, como el hecho de que pude comprobar sobre lo de mi nutrición y lo bueno que son los productos que antes consumía. Pero voy a cerrar esta experiencia, que inclusive me quito hasta el sueño.

domingo, 1 de febrero de 2015

Pastillas toxicas

La inquietud de Adam se reflejaba en su rostro. Era un hombre tranquilo, sereno y calmado. Su lentes de pasta combinaban con su rostro. Su pelo un poco desarreglado, contrastaba duramente con su estilo de vestimenta: un flux bien hecho a su medida y unos zapatos bien lustrados. No sudaba y tampoco parpadeaba mucho. Con gracia, como un dandy elegante, caminaba lentamente a la par de un alto ejecutivo dentro de la sala, a donde debía hacer la solicitud.

miércoles, 18 de junio de 2014

Poesías

Poesías, que se inspiraron de cuando en cuando, como la lluvia caraqueña. Que bonito seria si en vez de atacarnos a insultos, lo hiciéramos a través de las poesías. Seria un increíble orgasmo colectivo a tan profunda belleza de esas palabras tan profanas. He aquí una selección de 10 poesías de mi autoria, que salieron de mi ser, sin permiso:

domingo, 15 de junio de 2014

Relatos Sangrientos 4: Noche Oscura

Cuando entré a casa, estaba todo a oscuras por el corte eléctrico. Era algo realmente tenebroso. Al minuto escuché ráfagas ensordecedoras y eso me obligó a despegarme de la puerta y lanzarme por el costado de un sofá. Estaba en casa,refugiado y asustado. Allí tirado en el suelo, cerré mis ojos y recuerdo no haber visto mi pesadilla, solo oscuridad. La moto que me

miércoles, 11 de junio de 2014

Death's brother (Hermana muerte)

Hermana Muerte:

En este momento es de por lejos, unos de los momentos mas triste de mi historia hasta ahora. No tengo la capacidad de expresar todos mis sentimientos, pensamientos y emociones, por mi muro mental y mis antiguos enemigos: los miedos.

domingo, 8 de junio de 2014

Relatos Sangrientos 3: Noche Roja

Cerré los ojos y quería imaginarme cosas positivas. Pensé en mi trabajo y en mi universidad, pero volvieron las pesadillas: una Capucha negra sonriente ensangrentada por los orificios, levitando en un fondo negro. Tenia el tamaño para un niño muy pequeño y esta vez también había otro  niño que estaba aterrorizado escapando de la calle, adonde había visto a aquella mujer ensangrentada.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Custo

Custodia es una mujer que es muy especial para mi. Su vida esta marcada por tanto los secretos como su caracter. Tiene una multitud de amigos como enemigos, pero sin duda, tuvo muchas personas que al final la entendieron. Una mujer que deja enseñanzas y una forma de ver las cosas un poco diferente y conservadora. Hoy, ella se mudo de nuestras vidas a nuestro inconsciente colectivo. Hoy, ella hara nuevas cosas que uno sera ajeno de sus logros o resultados. Hoy es el gusano aberrante de nuestras vidas y se transforma en la Mariposa Tecnicolor. Hoy hace unos momentos, mi abuela y mi madrina murio.

Solo le deseoa ella, el descanso eterno.

Que Ella Pueda Descansar.