domingo, 1 de febrero de 2015

Pastillas toxicas

La inquietud de Adam se reflejaba en su rostro. Era un hombre tranquilo, sereno y calmado. Su lentes de pasta combinaban con su rostro. Su pelo un poco desarreglado, contrastaba duramente con su estilo de vestimenta: un flux bien hecho a su medida y unos zapatos bien lustrados. No sudaba y tampoco parpadeaba mucho. Con gracia, como un dandy elegante, caminaba lentamente a la par de un alto ejecutivo dentro de la sala, a donde debía hacer la solicitud.


La sala, muy blanca, parecia indicar la pulcritud de los Laboratorios de Biodefensa. Era tan blanco, tan estéril que los ojos de Adam le molestaban. La única cosa viviente además de Adam, era la figura del vicepresidente, que estaba del otro lado de la mesa. Un señor joven como Adam, que deslumbraba vida. Estaba sonriente, mirando a Adam desafiadamente. Su cabello revoltoso, parecia indicar que debajo de esa pulcritud y estado de sosiego, se encontraba un hombre listo al ataque. Esperando con las palmas de su mano haciendo de obelisco, Adam por su parte, ya mas relajado y casi taciturno se sienta frente a el.

Hola Vicepresidente - empezó Adam, con su voz melodiosa, fuerte y suave - la organización a donde pertenezco, le impresiona lo que su compañía ha hecho en su mercado, revolucionando todo a su paso - allí hizo una pausa, que permitió que Adam diera un recorrido visual a la sala donde estaban - y seguramente entenderá que una organización como la nuestra, necesita de la ayuda de ustedes, que son expertos en la materia - allí dirigió otra pausa para empezar con algo, que no estaba del todo programado - y aunque ya sabe de lo que hablaremos, no puedo dejar de deslumbrar la bonita sala a donde estamos.

El silencio reinó después de ese halago. El vicepresidente no se movió, ni su sonrisa se desplegó. Era como si nada hubiese pasado. Los dos esperando en un tiempo muy prudencial, el doctor le contesto - Sinceramente, nadie como usted había llegado a mi sala, reconociendo lo bello de esta obra de arte. Aquí refleja lo que somos, un mundo esterilizado al control del Sr. Humano. Usted me agradó por esta pequeña observación, debido a que sabrá, que yo la diseñe. Pero dígame, ¿en que podría servirle?

Adam, se mordió los labios y dijo -  Necesitamos destruir ciertos objetivos- El doctor dejo de sonreír, y agarro un lapicero y un papel membretado de los laboratorios que representan la compañía que el representaba. A continuación le hizo unas cuantas preguntas:

- ¿Agencia?
- SS

-¿Operación?
-Morfeo

-¿Prometeo?
- IVIC

- ¿Nivel?
- sección 6

-¿autorización?
-billaboard

-¿acceso?
- hc21

- Pasame su tarjeta por favor - le indico el doctor y después de una rápida revisión, le dijo que estaba en una zona protegida y que podía hablar con toda confianza de su pedido, que contenía secretos de estado.

Muchas gracias - prosiguió Adam, acomodándose sus anteojos - La agencia necesita de ustedes un virus, que sea contagioso y también mortal para esparcirlo en un  país  tropical  que  deseamos  reducir  la población - El doctor se quedo pensativo, a tal solicitud y le contesto a Adam - Se puede hacer. Desea un virus, que actué como arma biológica, pero que no se vea como tal. Hay virus tipo 4, que son muy mortales, pero ellos están muy bien identificados. Por ende, a tal  solicitud,  podríamos  hacer un virus que actué como la viruela, pero hay una condición- hace una pausa, tal vez la mas larga de la conversación - ¿desea saberla?

Adam estaba incomodo. Se tocaba una cruz que le colgaba de su collar. Aun así, mantenía serena su cara y con una mirada hacia los ojos de su interlocutor pregunto - ¿cual es, doctor?. Antes de que el doctor continuara, se acomodaba su corbata, como si el nudo lo estuviese ahorcando - La condición, es que necesitamos crear la cura Agente Adam. Sin el desarrollo de la cura no procedemos. Aunque su agencia este apostando a este nuevo tipo de proyecto, debemos  beneficiarnos de ello, ¿verdad agente Adam? - lo mira sonriendo, moviendo el lapicero.

Después de confirmar Adam a tal cuestión, el doctor le pide mas detalles de sus expectativas. Adam le dice que sea mortífero, mas allá del 75%, sumamente contagioso, que dure 1 mes desde la infección hasta su muerte, que sea difícil de diagnosticar. Un estrago para un país tropical. El doctor escribe todo lo que desea Adam, escuchándolo absortamente. Después, Adam le  estrecha la mano, para concluir el trato, pero el doctor no se mueve. Rapidamente, le hace una pregunta - ¿que tanto estrago desea? - a lo que responde - todo el daño posible - Adam se sienta y ve que el doctor estaba meditando.

Si desea todo el daño posible, iremos a matar a toda su poblacion, infectar a demás paises y crear una vulnerabilidad mundial. Eso no es un buen escenario, por que deberiamos regalar la cura. Seria muy costoso - replica el doctor, apoyándose en su silla con fuerza. El agente Adam, estaba pensativo. Era interesante verlo, con las manos en la cara y algunas veces acomodándose los anteojos. Inclusive, se limpio de pelusas imaginarias. Cuando este medito bastante, Adam, con una pequeña sonrisa le dijo que tenia razón. - Nosotros deseamos un virus al que podamos controlar: necesitamos que ciertas personas vivan y otras mueran. Algo así como el caso del año 94 de California, una señorita al que todo el mundo le apodo la dama toxica.

En ese momento, el doctor se rió de Adam. Le pareció muy gracioso que pidan sacar ese proyecto de nuevo, cuando los propios Agentes fueron los que desearon enterrarlo de por vida. - La señorita fue un accidente - dice ya mas calmadamente el doctor - un doctor tenia en cargo una sección de gases tóxicos, pero trabajaba para cierto hospital.  La srta Ramirez, tuvo una consulta y una enfermera relacionada a nuestro departamento le suministro un elemento toxico. Al darnos cuenta, solo faltaba unos 15 minutos para el show mas macabro de aquel hospital. Murieron además de ella, unas 5 personas. Otros quedaron con secuelas y estuvimos a punto de un  colapso hospitalario - los dos se quedaron imaginando la escena. Después prosigue el doctor - y eso, solo fue un accidente.

- Agente Adam, la naturaleza de su pedido es convertir un arma química en un arma biológica. De nuevo, es posible. Con ello, se puede controlar. Con mas información de los objetivos y de los salvados, podemos hacer una linea de ataque. También se puede cumplir las expectativas que antes usted expuso. Obviamente, ya desarrollamos el antídoto. Pero, ¿usted esta dispuesto a pagar el precio?

A Adam, le impresionó la pregunta. Era como si el diablo en persona, estaba pidiéndole su alma, su conciencia. Pero no se trataba de eso. Era de Dinero. - Doctor, la Agencia se encargará de la parte administrativa y financiera - comenta Adam, por primera vez como una voz temblorosa. El doctor, ya no sonriente, lo miraba con fuerza, como si lo estuviese analizando. Su tranquilidad, no correspondía a la tensión de la pregunta. Eso hacia desesperar a Adam, que deseaba que el doctor dijera algo. Con un ligero movimiento, el doctor le siguió analizando - se que la agencia correrá con los gastos del proyecto pero, ¿USTED esta dispuesto a responsabilizarse de la naturaleza de su pedido? -

A esta altura ya Adam no sabia que hacer. Por inercia, dijo un “si” muy tímido, por que su conciencia ya lo estaba atacando. Aunque había mucha justificación de por medio: era un país terrorista que deseaba atacar a su país, era un país “mala influencia” para sus vecinos, entre otras cosas, no se podía quitar de su mente los posibles efectos colaterales. Su pregunta, daba la responsabilidad de cambiar la historia de un país, que ni siquiera conoce bien, pero era un compromiso para su nación. Con mucho valor, Adam, volviéndose a limpiarse sus pantalones de pelusas invisibles, le contesta tal vez a la pregunta más difícil de su vida - Si, estamos dispuestos a asumir la responsabilidad de este proyecto.

Adam, quería desplomarse pero el doctor estaba mas que radiante. El doctor con una gracia particular se levanto de su silla, obligando a Adam hacer lo mismo. Cada uno por fin pudieron estrecharse la mano, para cerrar un trato verbal. Cada uno pudo discutir y saber hacia donde se encaminaba el nuevo proyecto que debían sacar y Adam se sentía atado a esa responsabilidad.  Aunque  no  había  legalidad  en lo que discutieron, un pacto de hombres a ese nivel significaba un 90% de seguridad. Ya concluido el tema, lo que mas le impresionó a Adam, fue lo genial que se sentía el Vicepresidente de lo que había hablado. Inclusive le dijo algo que le marcó, por un buen tiempo - Agente Adam, como sabe hacer negocios. La enfermedad y la cura. Ese es el símbolo de nuestros laboratorios. Que fino hacer negocios con la agencia - ya tocándole en el hombro, como si se tratara de un viejo amigo - y espero que tengan bastante éxito y tenga otra solicitud de este tipo entre sus manos - Adam, aquel chico que salio entrando flamante lleno de carisma, sale ahora como una sombra, desnutrido y enfermo donde su conciencia lo carcome. Por la otra parte el vicepresidente, el doctor Wagner, se queda en su amplia y blanca sala, esperando el próximo cliente, con una sonrisa reluciente,  como si nada le preocupara. Y como dirá el Agente Adam, mucho tiempo después de los eventos que se sucintaron en aquel país tropical <>





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