Me desperté sudando, asustado y empapado. Estaba atrapado en la
pesadilla que me atormentaba. Me desperté después del tercer disparo que
sonó en mi mente. Estaba llegando a la parada donde debía bajar,
estaba rígido y gélido después de la pesadilla: Solo en la calle, al
frente de aquella secretaria ensangrentada tirada en el suelo, y una
moto pasando por encima, destruyendo y destrozando a un niño de cinco
años sonriendo en su agonía. Quedé traumatizado y nadie me ayudó. Somos
solo habitantes en un mundo incierto.
Llego
a la parada y me bajo. En una parada muy bonita en contraste del lugar
gris y naranja oscuro que rodea a aquella estructura. A mi frente se
eleva una montaña enferma y pecadora, en donde su lienzo se ha dibujado
la improvisación y la falta de elegancia. Al subir penosamente la
montaña me recibe con múltiples disparos al aire. Es como si fuese un
barco militar y me recibieran en un puerto. Inmediatamente, me llega un
mensaje de texto advirtiéndome que ciertas bandas no policiales se
enfrentan. Entonces, estando en la parada, busqué un banco y me senté.
Vi
las aves recorrer de un lado a otro mientras el sol se ponía, el cielo
se marchitaba y se escondía la aurora. Vi también una manada de policías
en mi parroquia, pero ninguno en mi sector. Vi políticos, prensa,
guardias nacionales, escoltas y demás, todos en montón en un pequeño
sector a lo lejos, de los asesinatos que se producían en aquella montaña
donde vivía. Vi a encapuchados encima de sus fuertes, de sus
fortalezas, de sus edificios controlando parte del territorio, como si
fueran los verdaderos jefes de aquellas zonas donde viven mis vecinos.
Vi a la entrada de las escaleras chicos con escopetas
recortadas, tratándola como si fuera un juguete, como si fuera
su única arma. ¿Cómo me defiendo de él? por ejemplo, si
los policías están interesados en una pequeña plaza o un pequeño sector
en donde esta un ciudadano de primera clase mal llamado político ¿De
qué clase de ciudadano soy yo?
Y
me cansé, me levanté y subí las escaleras. Primero caminando y después
corriendo, debido a que a los chicos me gritaban y no podía dejar de
pensar el momento de que ellos accionaran sus armas. El miedo se apoderó
de mí, ya era un animal que huía a su casa, en su sector, en el lugar
donde vive. Mis miedos se confirmaron y un disparo de aquella arma se
produce. Seguí corriendo, casi llorando. Llegué a un refugio que vencen
las sombras, sombras que opaca al lugar a donde vivo. Llegué a la
escuela y veo a conocidos donde termino de subir.
Seguí subiendo
hasta llegar a una calle. Esa misma calle donde vi a aquella mujer. No
había nada, solo rastros de sangre y en una acera, una capucha. Capucha,
de aquellos demonios que quitan la vida a mansalva. El dueño de esa
capucha (creo yo), estaba sangrando debido a que su pierna y su brazo
estaban fracturados. Y una pequeña y leve sonrisa apareció en mi cara. Y
no solo la mía, sino de todos aquellas personas que fueron familiares
de las victimas de los masacres. Masacres, que me hizo entrar otra vez a
la pesadilla antes de entrar a mi casa y poder digerir todo lo que ha
pasado en mi vida.
La obra es ficción, la moraleja y lo que esta entrelineas no.
Maharba Fulov ( J. A. Barreno)
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